miércoles, 2 de mayo de 2012

Alfred Hitchcock ven a mí....

Últimamente me da la sensación de estar viviendo una peli de terror. Que quede claro que a mí me encanta ver ese tipo de películas, sobretodo con mi amiga Moni, pero yo soy de esas personas que las han de ver con la luz apagada y las manos tapando los ojos. Eso sí, dejando un espacio suficiente entre los dedos para no perder detalle.
Me gusta la sensación de estar permanentemente en tensión esperando el próximo giro del director. Sobretodo esas pelis de terror psicológico. Esas en las que el vecino del quinto, un chico guapo, educado, que pasea su perro tres veces al día, misteriosamente en situación de soltería y con rostro angelical resulta ser el psicópata más psicópata que te puedes tirar a la cara. De esos tíos que piensas…si me ha de atacar un psicópata, que sea este por favor.
Yo, con las pelis de miedo, me meto tanto en la historia que luego me tiro una semana escuchando ruidos dónde no los hay. Y con la sensación en el cuello de tener el aliento de alguien que no ves pegadito a ti.
No hace falta que diga que eso me pasa con todas excepto con las pelis de vampiros. Esas no me dan miedo, no hacen que escuche ruidos ni que sienta nada en el cuello…por desgracia para mí. Porque no hay sensación que me guste más que me muerdan el cuello y hace tanto que … en fin… sueños o fantasías que tiene una.
Mi vida, últimamente, parece ser una de esas pelis. Me da miedo averiguar que va  a pasar en la próxima escena.
El Caprichoso Destino, que así se llama el director de esta película, está metiendo personajes nuevos sin avisar, que de alguna manera u otra están interfiriendo en el guión que tenía marcado. Estos personajes se saltan líneas, se inventan el texto y hacen hasta que pierda algún papel.
Algunos personajes son maravillosos. La vida me está dando la oportunidad de conocer a personas increíbles, personas que aportan una chispa especial, pero hay otros personajes que me despistan, que me mantienen en tensión, personajes que una desea que muevan ficha para saber de qué palo van.
Sería más fácil decir un:
-          Abran juego señores!  O – Dejen ver sus cartas
Pero nada de nada…como en el Póker… se mantienen discretos, tapando sus cartas, lanzando alguna mirada que no sabes interpretar….
Os ha pasado alguna vez que la casualidad te lleva a conocer a alguien que por alguna razón sabes que tenías que conocer? Es un poco de locos. Yo tengo claro que es lo que me está pasando. Porque de una manera u otra, algunos de los personajes nuevos de mi película me están ayudando a interpretar mi papel lo mejor posible. Pero hay otros…otros que me tienen completamente despistada. Son personajes que apenas hablan, que no te miran, que permanecen dormidos, personajes que estoy deseando que hablen pero que sé que no lo harán.  Personajes con los que sueño que un día se despiertan, se acercan y me susurran al oído que llevan tiempo observándome pero que espere...que entraran en el próximo acto. Y desear eso es lo que me da más miedo. Cierro los ojos y visualizo mil y una escenas de cómo se produciría ese momento pero los abro corriendo en el intento de recobrar la cordura.
Tengo miedo, mucho miedo, de estar deseando tanto llevar otra vida cuando en la mía tengo cosas que quiero tanto. Me siento mal, conmigo misma, por esos deseos. Pero no puedo evitarlo, o quizás…mejor será reconocer que no quiero evitarlos. Esos sueños me sacan de mi rutina, de esa rutina en el trabajo. Un trabajo por el que me pagan bien porque sino de que iba a estar yo aguantando según que. Una rutina familiar, que es buena, pero a la que le falta avivar el fuego con un lanzallamas!!! Mi relación es como las brasas que quedan después de cocinar una buena barbacoa…están encendidas pero sabes que como deje de soplar el viento o como alguien se acerque con un vaso de agua…esas brasas se van a apagar. El problema es que a mi apenas me queda aire en los pulmones para soplar. Estoy intentando llenarlos pero creo que se me ha olvidado respirar…
Mientras llegan las únicas palabras que tienen en común todas las películas, ese The End que aparece a veces en el mejor momento… me quedaré aquí, esperando la próxima escena.

Un beso


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